El nuevo mundo en el que nos movemos
Desde hace tiempo, como hemos informado, se habla del concepto de reducción: del consumo de energía, del espacio, de los costes de producción y transporte, de los residuos. Y de tiempo. Todo debe hacerse más rápido y más eficaz. La industria del colchón ha afrontado grandes cambios en la forma de empaquetar y enviar los colchones, precisamente para facilitar el transporte, reducir los costes de envío y seguir los cambiantes hábitos de los consumidores.
El colchón enrollado permite expulsar el aire del poliuretano, reduciendo el volumen de los colchones sin comprometer el estado higiénico y de calidad del producto, lo que aumenta el número de colchones enviados, reduciendo los costes de transporte y la contaminación (menos camiones en la carretera, más colchones por envío).
Ahora, con el aumento espectacular de las ventas de colchones por Internet, las empresas fabricantes recurren cada vez más a las máquinas de embalaje para comprimir y enrollar los colchones.
Según informes de la Asociación Internacional del Sueño, las cuotas de mercado de los colchones empaquetados (“in a box”) eran del 15% a finales de 2019 y crecían lentamente; a finales de 2020 eran del 35%, y en 2024 podrían alcanzar el 60%.
Los colchones empaquetados y las ventas online no son un descubrimiento de 2020, pero la pandemia ha hecho estallar una tendencia que, de otro modo, habría tardado años en alcanzar estos niveles. El aislamiento y el cierre han obligado a la gente a pasar mucho más tiempo en casa, lo que ha provocado la decisión de gastar más dinero en hacer que el entorno doméstico sea mejor y más confortable. ¿El resultado? El auge de las ventas de colchones online.